jueves, 15 de mayo de 2014

MUSICA

CATEDRAL DE AVILA

SAN VICENTE

En el año 306, durante la persecución de Diocleciano, y por orden del pretor Daciano, sufrieron martirio los hermanos Vicente (de Ávila), Sabina y Cristeta por negarse a firmar un documento en el que debían reconocer haber ofrecido sacrificios a los dioses romanos, según establecía el cuarto edicto de la persecución, de 304. Según la tradición sus cuerpos fueron depositados en un hueco de la roca, edificándose posteriormente sobre ese lugar la actual basílica (la roca sería la que se puede contemplar en la capilla derecha de la cripta). La leyenda dice que fue el propio judío responsable de su muerte quien, arrepentido, decidió construir un templo para enterrarlos, pasaje que aparece recogido en un relieve del cenotafio.



Interior del cimborrio.
Por la inseguridad que suponían las incursiones musulmanas, en 1062 el rey Fernando I de León y Castilla ordenó que los restos fueran trasladados al monasterio de San Pedro de Arlanza (Burgos) hasta que en 1175, con el avance de la Reconquista y el desplazamiento de la frontera hacia el sur, los cuerpos regresaron a su lugar de enterramiento original, en el que para entonces había comenzado ya la construcción del actual templo (hacia 1130). Posteriormente se efectuó un nuevo traslado en el año 1835 a la Colegiata de San Cosme y San Damián de Covarrubias de donde pasaron a la capilla de las Reliquias de la catedral de Burgos hasta que volvieron definitivamente a San Vicente, donde quedaron depositadas dentro de unas urnas colocadas en el altar mayor.1 Tras haber quedado unos años paralizadas, las obras se retomaron a mediados del siglo XII, adquiriendo su impulso definitivo con las ayudas que concedieron los reyes Alfonso X el Sabio y Sancho IV, lo que permitió rematarlas a principios del siglo XIV. Aunque desde esa época y hasta el siglo XIX sufrió varias reformas, éstas no alteraron sustancialmente su estilo arquitectónico.



Vista de las naves.
Además, aunque fue restaurado entre mediados del XIX y el primer cuarto del siglo XX (especialmente por parte del arquitecto abulense Enrique María Repullés y Vargas), tuvo la fortuna de ser el primer edificio español en el que se intervino con criterios respetuosos, al contrario de lo que era habitual en la época, en la que los restauradores intervenían a su antojo, dejando los edificios en muchos casos desfigurados -un ejemplo paradigmático de esto último fue lo ocurrido en la iglesia de San Martín de Frómista, en Palencia.


AVILA ES ASI

Ávila es una ciudad y municipio español, situado en la provincia de Ávila, en la comunidad autónoma de Castilla y León. Es capital de la provincia homónima y de la comarca de Ávila —que comprende el Valle de Amblés y la Sierra de Ávila—, así como sede del partido judicial número 3 de la provincia y de la diócesis homónima.2 Se encuentra situada junto al curso del río Adaja y se trata de la capital de provincia más alta de España, a 1131 m sobre el nivel del mar, en virtud de lo cual en su casco urbano son relativamente frecuentes las nevadas durante el invierno. La ciudad presenta un clima mediterráneo con rasgos continentales. En 2012 su término municipal concentraba el 34 % del total de población de la provincia.
Tras la fundación romana y la asimilación de la población autóctona vetona de la zona —pues no existen indicios claros de un asentamiento prerromano en el casco histórico— la ciudad pasaría al poder visigodo. Ávila cayó, al igual que la mayor parte del territorio peninsular, bajo dominio musulmán a comienzos del siglo VIII, y no sería reconquistada de forma definitiva por las tropas cristianas hasta el siglo XI. Experimentó un notable auge durante el siglo XVI, para verse posteriormente sumida en una prolongada crisis y declive hasta el siglo XIX, en el cual la construcción del ferrocarril consiguió dar un empuje al desarrollo económico.
Ávila posee los títulos de «Ávila del Rey» —otorgado por Alfonso VII—, «Ávila de los Leales» —otorgado por Alfonso VIII— y «Ávila de los Caballeros» —otorgado por Alfonso XI—, todos ellos presentes en la bandera de la ciudad. La seña de identidad es su muralla medieval completa, de estilo románico, destacando también otras construcciones representativas como la catedral del Salvador —cuyo cimorrio se monta sobre la muralla— o la basílica de San Vicente. Ha sido considerada tradicionalmente como «ciudad de cantos y de santos»3 y su casco histórico medieval, en excelente estado de conservación, fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1985.